Ir al contenido principal

De pronto, las bicicletas

De pronto aparecieron bicicletas abandonadas en las calles de Santiago. En la noche, en la madrugada, al mediodía, al caer el crepúsculo ceniciento de la tarde, a todas horas aparecían o desaparecían como espectros, cual figuras fantasmales.
Anoche, de vuelta del trabajo, me acerqué a una, sorprendido, olfateando desconfiado, mirando hacia todos lados, temiendo ser observado, acusado acaso de intento de robo. ¿Desde cuando nadie roba en esta ciudad?

La figura fantasmal estaba intacta, el sillín, sus pedales, sus ruedas blancas, su color anaranjado hiriendo el crepúsculo. No la toques, dijo el otro que soy también yo y con quien tantas veces me confundo. Déjala en paz, no le hables. Su aspecto de nave abandonada por algún extraterrestre intimidaba produciendo escalofrío, cabía la posibilidad de que el conductor estuviera cerca, observando, acaso expectante para abalanzarse sobre mí. Me alejé a grandes zancadas, no sin volver la vista a cada tanto. Pero más allá topé otra, y luego otra y otra, idéntica a la primera. ¿No será la misma, no será una alucinación?

Cada tarde al volver a casa después de salir de la estación del Metro, sigo teniendo la misma visión. Idea convulsiva, dijo alguien, de ver bicicletas abandonadas en las calles. Todas iguales, idénticas, uniformadas como ejércitos desperdigados en un campo de batalla. En al campo de batalla en que se ha transformado esta ciudad, oí decir o dije yo mismo, y encontré razón, toda la razón, campo de batalla.

Desde entonces no resisto el impulso de subir a ellas y rajar por las calles de Santiago, huyendo, escapando despavorido, de los peatones, de los automóviles, de las motocicletas,  del Metro infernal cargado hasta el tope de animales.

Miguel de Loyola – Santiago de Chile – 9 de agosto del 2018

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Dónde están esas voces de protesta?

“El apoyo estatal a la literatura es la forma estatalmente encubierta de la liquidación estatal de la literatura.” Estas palabras pronunciadas por el protagonista de la novela Liquidación , de Irme Kertész. a propósito de su situación particular como editor de una editorial estatal, parecen bastante desconcertantes. Cabe sentarse a reflexionar en tornos a sus implicancias. Desde luego, acotan una realidad que hoy no está lejos de la nuestra.

Novela: Despedida de Soltero

"La Invitación, la víspera y la despedida son las tres partes de esta novela humana y despiadada que cautiva con la comedia y el horror cotidiano. Los demonios y obsesiones de Miguel de Loyola -el deterioro, lo grotesco, la angustia famélica, el tiempo- son los fantasmas de toda la humanidad. Tua res agitur. Esta novela trata de ti y de los que te rodean. ¿Prepárate!". Jaime Hagel Echeñique

Fragmento de novela inédita: Motivos Sentimentales

Capítulo 14 Esa noche Octavio encontró a su mujer durmiendo destapada sobre la cama. Tuvo entonces la intención de abrigarla. Pero no lo hizo por temor a despertarla. Diamela pasaba a veces por temporadas de sueño ligero y cualquier ruido extraño conseguía despertarla abruptamente, con el consiguiente mal humor que suele sobrevenir después, y en el caso concreto suyo podía alcanzar niveles patológicos. Prefería en esa ocasión verla durmiendo, aparentemente tranquila. Y acaso por primera vez durante su vida matrimonial, Octavio se encontró a sí mismo en medio del silencio y la soledad de la habitación, observándola dormir. Sólo entonces, como saliendo de un estado de aturdimiento general -en el cual hubiese estado sumido por largos años-, poco a poco comenzó a tomar cierto grado de conciencia de los estragos causados por los años en el cuerpo de Diamela, ayer maravilloso y angelical como nadie mejor que él lo podía recordar.