El cruce de voces yuxtapuestas caracteriza la prosa del escritor norteamericano William Faulkner (1987).
En la novela Mientras agonizo (1930), la galería de narradores surge a partir de la agonía de Addie Brundren, su muerte y el posterior traslado de su cuerpo a Jefferson, por mandato expreso de la difunta. Las diversas voces narrativas avanzan cercando la anécdota, al mismo tiempo que van abriendo núcleos narrativos que ayudan a configurar el universo completo donde se mueven los personajes de aquel apartado Yoknapatawpha en el condado de Mississipi,. También abren puertas hacia la psicología que los caracteriza como campesinos norteamericanos del Sur, arruinados y testarudos. La familia de la difunta, encabezada por el viudo Anse Brundren, recorrerá así un largo y tortuoso periplo hasta Jefferson, cargando el féretro con los restos descompuestos de Addie, con el fin de cumplir la promesa.
El relato lejos de ser lineal, avanza en el tiempo a la manera de la “corriente de la conciencia” o monólogo interior (discurso sin auditorio), quebrado y confuso. Por momentos, hasta la difunta Addie Brundren interviene en el relato, imponiéndose así una estructura de corte claramente surrealista que rechaza la cuenta racional de la “realidad”, dejando el trabajo de armarla al propio lector.
Los hijos del matrimonio, Jewell, Cash, Darl, Vardaman, Dewey Dell, junto a otros personajes (quince narradores en total), se suman a la narración, mostrando cada uno un punto de vista distinto, pero cuya sumatoria configura un mismo universo.
La polifonía de voces que abundan en las novelas del escritor norteamericano, premio Nobel 1949, William Faulkner, sorprenden todavía al lector, pero ahora en relación a la novela actual, donde campea el narrador en primera persona, misógino y egocéntrico.
Cabe preguntarse qué hay detrás de este armado, qué busca decirnos con ello Faulkner, cuál es su menaje. La reiterada inserción de frases bíblicas no especificadas, tal vez pudieran decirnos algo respecto. Hay un determinismo implícito respecto de la condición humana en sus obras, que conlleva a una concepción trágica del hombre y su mundo. Quizá sea esa la marca propia de los descendiente de los “vencidos”, en contraposición con el optimismo de los triunfadores de la la Guerra de Secesión (1861-1865)
Faulkner en Mientras agonizo presenta, a la manera de Dostoievski, guardando naturalmente las distancias del tiempo y estilo, a los humillados y ofendidos que pasan por el mundo sin pena ni gloria. Soportando los ultrajes del infortunio, la cotidianidad y la rutina, sin que sus vidas sirvan para algo. La urna que cargan sobrevolada a corta distancia por los buitres, es tal vez una figura simbólica que hace referencia a la cruz que arrastra el hombre en su paso por el mundo.
Miguel de Loyola - Santiago de Chile - Año 2003
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