Las botas Beatles causaban furor en mi juventud. En el barrio no había quien no quisiera tener un par.Pero eran caras, costaban el doble que un zapato común y corriente, así que en la práctica se veían poco en la calle, pero se hablaba el día entero de ellas, de lo alucinante que sería tener un par. Además, los padres no solían hacer los esfuerzos económicos que se hacen por los hijos hoy, comprando lo que se les viene en gana, so pretexto de evitarles frustraciones futuras. Cuando se les exigía comprar algo fuera de presupuesto, respondían que no tenían dinero, y hasta ahí llegaba la conversación.
Ahora es costumbre ver a
niños y jóvenes con zapatillas que cuestan un disparate, sin que nadie lo
cuestione, por supuesto. Con tal de no frustrar a sus hijos, muchos padres viven
endeudados hasta el fin de sus días. Pero lo más curioso es que después le
echan la culpa a otros, al sistema, a la autoridad, al gobierno, cuando son
ellos los llamados a decir no me alcanza el dinero. Temen sentirse menos que el
vecino, aunque en ningún caso lo sean. Esa estupidez de la sociedad actual,
ha engendrado en los jóvenes males irreparables de personalidad.
Miguel de Loyoa - Santiago de Chile - Julio del 2020
Comentarios