La escritora chilena Elisa Serrana
(1930 -1912), pertenece a la llamada Generación del 50. Sus novelas recrean
desde una perspectiva femenina la realidad social de su época, cuestionando los
paradigmas machistas que regían en la sociedad de entonces. En tal sentido,
cabe afirmar que se trató de una escritora propulsora del feminismo, interesada
en discutir y denunciar la situación de la mujer inserta en la cultura
machista.
En su novela Las tres caras de un
sello (1961), aborda la relación amorosa triangular que los hombres
regularmente sostenían a vista y paciencia de todo el mundo. Especialmente en
la alta sociedad, que mejor podía darse aquella vida doble como un lujo de
clase. Sin embargo, no descarga el grueso de su crítica sólo contra los
hombres, sino también culpa a la mujer capaz de permitir tales situaciones,
principalmente por comodidad y falta de compañerismo en la relación amorosa. La
diferenciación de los quehaceres del hombre y la mujer, bien esbozados en la
novela, contribuía a la ignorancia de los problemas laborales del otro. Hoy día
eso por cierto no ocurre, en tanto ambos asumen tareas laborales comunes.
Luz, mujer de Alberto el
protagonista, es descrita como la clásica mujer sofisticada de clase alta que conoce
y ha viajado por todo el mundo, pero que ha terminado casándose con un
aparecido, aunque si bien rico también en el futuro, sin el grado cultural
suyo. Esta diferencia cultural de la pareja, puede inferirse como hipótesis de las
desavenencias que tendrá el matrimonio en el futuro. Alberto, a su vez,
responde al estereotipo del hombre machista, quien tras los desacuerdos con su
mujer, encuentra la amante perfecta para aplacar esos desencuentros. Se desprende
también de la historia que uno de los desacuerdos mayores dice relación con la
educación del hijo del matrimonio, a quien Luz le ha entregado desde un
comienzo toda su atención, descuidando en consecuencia su relación amorosa. Pero
hay más, la secretaria de Alberto, también talla en esta relación triangular,
abordando desde el problema laboral el asunto, asumiendo también el rol de paño
de lágrimas de Alberto. Es decir, Alberto resuelve su vida en tres dimensiones
marcadas por estas tres mujeres, la amante, la amiga, y la esposa. Tres roles
que hoy día suelen darse en una misma persona.
Elisa Serrana es una novelista capaz
de poner sobre la mesa las dos caras de la moneda, sin pintar el escenario en
blanco y negro, sino dibujando los suficientes matices del problema.
Cuestionando el rol masculino lo mismo que el femenino, sin inculpar ni a uno
ni a otro a la manera del feminismo más duro, sino dejando en libertad al
lector para que reflexione y dictamine.
Miguel de Loyola – El Quisco -
Febrero del 2020.
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