Nadie ha reparado suficientemente en esa absurda separación entre científicos y humanistas hecha a mansalva a principios de la Educación Media, cuando los alumnos, todavía adolescentes, son apartados arbitrariamente por programas educativos elaborados por los tecnócratas de la educación, transformando al estudiantado en dos grupos sino enemigos, claramente estigmatizados, tras la jerarquización de las áreas del saber, y poniendo siempre por delante a los científicos por sobre los humanistas. Este hecho, sin duda, revela una de las causas de la baja calidad de la educación, sea gratuita o privada, porque deja ciego uno de los hemisferios del cerebro tanto de unos como de los otros. Por supuesto, cabe preguntarse si los jóvenes adolescentes están capacitados para elegir a tan temprana edad su destino.