La insoportable levedad del ser es una novela que se mueve entre filosofía y ficción. Filosofía porque reflexiona sobre diversos asuntos relacionados con el ser, y ficción en tanto pone en movimiento escenas que grafican tales reflexiones a la manera de ficción. Un narrador en tercera persona mueve las piezas, se mete en la conciencia de los personajes y especula acerca de cuánto dicen y hacen. Es un narrador omnisciente, a semejanza de un dios griego que interviene de manera evidente en su creación. No obstante, los personajes que recrea cobran las características de los personajes de ficción, se hacen visibles ante los ojos del lector a la manera de seres de carne y hueso como debe ser. Es decir, alcanzan el grado de verosimilitud propio del arte de la ficción y del arte en general. Son creíbles, estimables, imaginables, visibles...
Tomas, Teresa y también Sabina, son los protagonistas de esta historia que busca poner
en evidencia “la insoportable levedad del ser.” Sus vidas traslucen la
hipótesis que Kundera desarrolla de manera magistral, llevando al lector por
diversos senderos tendientes a ilustrar dicha tesis. De paso aborda también el
problema de la invasión rusa a Checoslovaquia, cuestionando el comunismo y sus
consecuencias en la vida de las personas, como la de estos personajes. Los tres
padecerán de distinta manera las consecuencias
de la intervención soviética en sus vidas. Hay, desde luego, una clara denuncia
al totalitarismo soviético que interviene las vidas y convierte a la sociedad
en un campo de concentración. Un lugar donde la privacidad no existe,
intervenida por el Estado y su sistema policial. Kundera apunta: “El campo de
concentración es la liquidación total de la vida privada.”
A través de la lectura, poco a poco se infiere que
“la insoportable levedad del ser” sería la esencia de la condición humana. Un
estar condenado a las casualidades que determinan el destino de las personas.
Una fragilidad inherente al ser. Así lo muestra a través de los tres personajes
protagónicos, cuyos destinos son trazados por una serie de casualidades. Kundera
no habla de causalidad, sino de casualidad, dejando de esa manera completamente
al azar la condición humana. Un estar limitado por esas casualidades. En
consecuencia, le da mayor importancia a los impulsos que a la razón y lo
demuestra. Demuestra que ahí está lo más importante, y también lo más difícil
de manejar. El caso de Tomas ilustra claramente la cuestión a través de esa
necesidad de tener una amante tras otra, sabiendo cuánto afectaban a Teresa
tales traiciones. Pero no puede evitarlo, es un impulso sobre el cual no se
puede tener control. Lo mismo podría decirse de Sabina, cuya vida y actividad
artística también se mueve entre impulsos y pasiones. Sólo Teresa carece de
tales impulsos. A ella la salva el amor, el amor en consecuencia —podríamos
aventurar— sería la única fuerza capaz de manejar tales impulsos.
Sin duda, la insoportable levedad del ser es
una novela de tesis que permite exponer ideas a su autor respecto a varios
asuntos puntuales relativos a la realidad que se vive en Checoslovaquia bajo el
imperio ruso, a la contingencia latente, a la evidente opresión del ambiente.
Tomás pierde su trabajo, Sabina termina en el exilio, Teresa vuelve a su
trabajo de mesera… Sin embargo, termina abordando por sobre todo la complejidad
de las relaciones amorosas entre un hombre y una mujer, o vice versa. Cuestiona
claves y misterios que atan o desatan dicha relación. Sobre todo el tema de la sexualidad,
donde advierte la sutil diferencia o posibilidad de amar con el cuerpo o con el
alma. Ve allí acaso el punto más complejo de las relaciones amorosas. La novela
expone escenas explícitas sobre tales asuntos, tendientes a demostrar aquello
que póstula.
Para
despejar dudas respecto a su novela, Kundera advierte al lector: “Una novela no
es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida
humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo.” Es decir, ilustra a través de la ficción tales
asuntos, recreando personajes posibles, tal como los vemos desplegados aquí.
“La
vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de
nuestras decisiones fueron correctas y cuales fueron incorrectas.” En
consecuencias, he ahí también otra definición de “la insoportable levedad del
ser.”
Miguel
de Loyola – Santiago de Chile – Año 2000
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