Sorprende la
relación existente entre Ampliación del campo de batalla de
Michel Houellebecq, su primera novela, con La Náusea, de Jean Paul Sartre.
Entre ambas novelas debe haber una distancia de por lo menos cincuenta años. Sin
embargo, hay vasos comunicantes, persiste la misma problemática existencial
desarrollada por los existencialistas, y muy particularmente por Sartre.
Houellebecq, en ésta, su primera novela, retoma la tendencia utilizando el
lenguaje desenfadado que caracteriza al narrador protagonista de la novela de
los últimos años.
La novela se
articula en torno a la vida solitaria pero exitosa de un ingeniero informático
de treinta años, hastiado de su trabajo en el Ministerio de Agricultura, pero por
sobre todo de la vida, quien sale de París a provincia en comisión de servicio
junto a un colega, descrito como un ser bastante
más vulnerable que él en asuntos amorosos. Al protagonista lo ha dejado la
novia hace dos años, y aún no se recupera del impacto y de la soledad,
cuestionando la psicoterapia que habría dejado a ella, Veronic, la novia,
convertida en una persona egocéntrica, incapaz de amar, orientada a querer todo
para sí misma. Tisseran, el colega, terminará suicidándose, angustiado frente
al rechazo que provoca en las mujeres su aspecto físico. Hecho insólito, por
cierto, en estos tiempos, pero que pone en primer plano la problemática amorosa
que vive el mundo moderno, donde la mujer, gracias a la psicoterapia, según denuncia
el texto, es quien ha terminado por dominar tales asuntos, insensibilizándose
mediante dogmas egocéntricos inculcados por los terapeutas.
Recordemos que
en La
Náusea, el protagonista, un investigador, historiador, sale también de
París a provincia, viviendo allí la crisis existencial lo mismo que el
personaje de Houellebecq. Una concordancia ambiental que nos lleva también a cuestionar
el espacio como escenario propicio para desencadenar la depresión del
protagonista y de su colega. Algo que también se da en la obra de Sartre. Ambas
novelas terminan dejando a sus héroes en las tinieblas, devastados, sin
posibilidad de huir de sí mismos y del mal que los afecta. Para Ampliación
del campo de batalla, la enfermedad parece todavía más incurable que en
la obra de Sartre.
Así, en
cincuenta años entre una y otra obra, pareciera no haber cambiado nada. Al
contrario, el hundimiento depresivo del hombre es cada vez mayor, pese al
confort, al éxito, y a la buena vida alcanzada en países como Francia, llamados
del Primer Mundo, pero que hoy vemos tan en tinieblas como los nuestros,
habitados por seres desarraigados, propensos a tratamientos psiquiátricos, psicoterapia,
literatura de autoayuda a destajo, porque la vida, vivir, se ha vuelto
intolerable. Un sinsentido, como adelantara Nieztsche cien años antes.
Miguel de Loyola
– Santiago de Chile – Noviembre del 2017
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