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¿ Hay veneno en los medios de comunicación?

 


Dejé de ver noticias cuando descubrí su veneno. Sus partículas venían cargadas de arsénico suficiente para matar a un pueblo entero. ¿Nos están envenenando?  Diarios, noticieros radiales y televisivos no dan cuenta de otra cosa que no sea terrible, espantosa, abominable, aterradora. Crímenes, robos, asaltos, violaciones, tragedias, abusos y nada, absolutamente nada bueno. Sólo aquel panorama negro, oscuro y siniestro:  ¿Estaré en el infierno?

Aquel día apagué para siempre la radio y el televisor. Suprimí mi suscripción al diario local y comencé a ocupar —esas horas  viendo y leyendo noticias— en hacer cualquier otra cosa: cocinando, por ejemplo, leyendo algún libro, un cuento, una novela, una biografía, tocando guitarra, escuchando música, conversando con un amigo olvidado, visitando a una persona enferma…  Me sentía intoxicado, podrido, necesitaba purificación. Me habían convencido durante años —durante mis mejores años, además—, que la vida no tenía sentido; que mi país estaba lleno de injusticias; que las instituciones no funcionaban; que la policía eran corrupta; que la maldad desbordaba las calles; que vivía en el país más desigual del mundo; que sus héroes eran unos falsarios…, entre otras mil atrocidades. 

¿Quién gana difundiendo esto? Me pregunté tiempo después, cuando ya había abandonado el hábito de ver noticieros y diarios. ¿Quién gana esparciendo a diestra y siniestra odio y temor al mundo entero? Mierda en buenas cuentas ¿No existe acaso algún medio de comunicación que no sea una máquina de vomitar odio, rencor y desconfianza por esto o aquello?

No he vuelto a encender la radio ni el televisor desde entonces, y poco a poco me he ido purificando, limpiando, lavando, oxigenando. He podido ver bondad en las personas, buena voluntad para esto y aquello, sin dejar de preguntarme, día tras día, cómo sobreviven en medio de este infierno que pintan a diario los medios de comunicación.

Miguel de Loyola – Santiago de Chile –  

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