En la Corporación Cultural de las Condes hay una exposición que sale de lo común. No hay oleos, pinturas ni grabados. Hay fotos de los aborígenes magallánicos tomadas por Martín Gusinde, sacerdote y antropólogo alemán, quien en su paso de profesor por el colegio Verbo Divino, tuvo la ocurrencia de internarse en el misterio de onas y yaganes, fotografiar sus rostros y grabar sus voces cuando tales equipos eran muy precarios. No obstante aún se conservan algunas grabaciones, y el visitante a la muestra puede oírlas mientras observa los rostros enigmáticos de la exposición. Fueron cuatro expediciones las que hizo a la zona desde 1918 a 1924, denunciando de paso en ellas el exterminio de estos pueblos remotos por estancieros, colonos y aventureros.
La muestra abre una puerta hacia el misterio de esos pueblos originarios que fueron quedando a un lado al punto de su total extinción, sin que nadie o muy pocos se interesaran por su cultura. Sorprende, desde luego, sus vestimentas para resistir el frío de las tierras árticas, la carencia del calzado apropiado, la precariedad de sus utensilios de caza. También resaltan algunos rasgos particulares de sus rostros. Esos ojos que en nada se parecen a los de otros pueblos del sur, sino más bien se acercan a estereotipos orientales provenientes del otro extremo del mundo.
Guinde dedicó gran parte de su vida
en Chile al estudio de estos pueblos australes, y prosiguió luego tras su
retorno a Alemania, la aventura y el desafío de indagar de en la historia de otros
pueblos ignotos, tales como los pigmeos del Congo, los negritos de Filipinas,
los yupa de Venezuela, los ainos de Japón…¿Buscaba elementos comunes en dichos
pueblos?
La muestra permite repensar la
historia, preguntarse hasta qué punto podemos hablar de evolución, cuando
tantos pueblos originarios fueron arrasados en aras de la civilización.
Miguel de Loyola – Santiago de Chile
– Julio del 2022
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