André Aciman concentra en Homo irrealis una serie de reflexiones en torno a la situación del hombre en el mundo, en tanto ser pensante y soñador, imbuido por lo real y lo ficticio; en el problema de vivir en medio de estos dos mundos contrapuestos e indisolubles. Realidad y ficción, ficción y realidad, cómo se convive y se maneja esta paradoja, este designio.
Sus reflexiones van entrelazadas
mediante la observación del entorno, primero las ciudades, cómo se ven de
acuerdo a distintos ángulos, y sobre todo a sus distintas épocas. La visión de
observador cambia de acuerdo a las coordenadas tiempo y espacio donde se
ubique. Nada es perenne, todo cambia o se transforma, sin embargo en un sentido
metafórico, y por tanto irrealis, Roma fue, es y será siempre Roma. Sólo cambia
la visión del espectador, de quien camina por sus calles, del que conoce
parte de su historia. “En la ciudad siempre pisamos las huellas de otro.”
Señala Aciman para mostrar y demostrar la cadena de eslabones que une a los
hombres en el espacio y en el tiempo por siempre y para siempre.
Las reflexiones y observaciones de André
Aciman llevan poco a poco al lector a comprender la profundidad e importancia
del arte en la historia del hombre, en cuanto obra humana capaz de preservar
algo en el tiempo infinito, tan intacto como al principio. “Nada permanece
enterrado para siempre, todo vuelve a emerger y al final todo da paso a, se
alimenta de y limita con los otros.” Somos, las generaciones, nos quiere decir,
capas construidas unas sobre otras; cimientos sobre cimientos.
La tesis de fondo del libro tiende a dar
a entender al lector que el arte es la mejor manera de ordenar el caos del
mundo, que el arte es orden, cultura secular de los pueblos. “La
ironía en sí misma no es más que el diseño que imponen nuestras percepciones
sobre las cosas que nuestro intelecto ya sabe que no tienen diseño alguno ni
nada que se le parezca. Esa es la esencia de todas las artes. El caos estilizado.”
“La búsqueda del diseño sólo se encuentra en el arte”, apunta como conclusión
de fondo.
Esta aproximación a la esencia del arte
permite al lector explicarse muchas cosas que ha visto. Bien sea en pintura,
cine, literatura. Aciman da ejemplos concretos, basados en sus observaciones,
tomadas de su propia experiencia. En películas que ha visto, en cuadros y
ciudades que lo han marcado.
Su pluma fluye sin contratiempos, sin
baches ni exabruptos. Es un escritor que despliega un estilo fundido con el
discurrir de un filósofo, capaz de desbrozar el bosque, la maleza, los
matorrales hasta salir de ella.
Homo
irrealis se
vuelve un libro imperdible para los amantes del arte.
Miguel de Loyola – Santiago de Chile –
Diciembre del 2023
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