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El divino fracaso, de Rafael Cansinos Assens (1882-1964)

He aquí un ensayo memorable, que hoy por hoy llegaría al hueso de muchos desencantados. Publicado en 1918, interpreta las vanidades artísticas, de los aristas de todos los tiempos. Nosotros, por cierto, vivimos la era del desencanto, del llanto y la frustración egocéntrica, acaso porque alguna vez pensamos -o nos hicieron pensar- que seríamos inmortales o famosos, que lo bueno o lo mejor, se hallaba justo al otro lado, en la rivera opuesta, y aprendimos así a codiciar la otra y a despreciar la nuestra.
"He aquí todo inútil, de pronto, todo vano y sin sentido, todo vano e incierto, menos nuestra congoja...", nos confirma Assens, mientras poco a poco comienza a jugar y a reírse sutilmente de nuestras fatalidades,  y a mostrarnos la inmensa divinidad del fracaso.

Cuidado, amigos, el fracaso también puede ser divino, es lo que nos plantea Assens. Borges, señala como uno de sus maestros al autor de dicho ensayo: "Yo he conocido muchos hombres de talento, pero de genio sólo recuerdo tres, y uno de ellos es ciertamente Rafael Cansino Assens." La mirada desprejuiciada de Borges, tal vez se deba a la influencia de este escritor español que supo plantear abiertamente las ruindades que no dejan a los artistas ver la luz, y terminan ahogándose en el fracaso. 


Miguel de Loyola - Constitución - 1992

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