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Cita a ciegas, de Adolfo Miranda

 

La novela Cita a ciegas del escritor Adolfo Miranda que presentamos hoy, recrea en parte la problemática actual de las personas divorciadas. Digo en parte, porque bien sabemos que en tales casos la realidad de una pareja tiene muchas aristas. Ya lo dijo el Quijote hace quinientos años, refiriéndose a la realidad: todo depende del cristal con que se mire.

En este caso, la mirada  se centra en Karin, la protagonista, quien  deja a Fernando por causa de su infidelidad. Después de cuarenta años de matrimonio, Karin ha descubierto que su esposo tiene una amante, una amante con quien la ha estado engañando durante años y, en consecuencia, no vacila en abandonarlo.

El origen del conflicto pareciera está allí, pero luego surgirá otro más importante. Desde luego, después de tantos años de matrimonio, pareciera que no es fácil tomar una decisión  tan determinante, pero Karin la toma sin más luego de saberse engañada. Lo que lleva a deducir que dicho matrimonio no ha sido afortunado, a pesar que el narrador no entrega información  respecto al pasado conyugal de la pareja, ni  pormenores referidos a los asuntos domésticos. En ese sentido, la novela va dejando lagunas que la propia imaginación del lector debe rellenar, y eso contribuye a que el relato se vuelva interesante, cargado de asuntos por resolver.  Cabe preguntarse si la infidelidad de una de las partes es motivo suficiente para terminar con una relación de cuarenta años. En este caso, la protagonista no parece dudarlo. Dejará a Fernando y enfrentará el desafío de saberse sola otra vez en el mundo. En consecuencia, la verdadera historia que nos quiere contar la novela recién comienza: la decepción de Karin y su deseo de encontrar un compañero para los años venideros.

La pluma de Miranda es directa, sin dobleces, denota un laconismo extremo, se reduce a puntualizar mediante breves escenas o capítulos la esencia de lo que quiere contar, sin desperdigarse hacia otros núcleos narrativos que suelen ser la impronta en toda novela. Por eso esta Cita a Ciegas cabe llamarla más bien nouvelle, un género literario del cual suele decirse corre  a caballo entre el cuento y la novela. El despliegue de personajes es mínimo, se reduce a tres o cuatro y el argumento y la trama también, siguen más bien las formas apretadas del cuento, generando esa tensión que despierta voracidad en el lector.  

Ahora bien, a poco andar el lector comienza a entender que el verdadero conflicto de la historia no es la separación de Karin, sino su miedo a la soledad,  sumada  a la desconfianza de comprometerse emocionalmente con un hombre mayor. Mauricio, el pretendiente que ha conocido a través de una amiga y con quien comienza a llevar vida de pareja o algo parecido, es diez o quince años mayor. Eso la aterra. Eso no le permite entregarse completamente a una relación que al parecer funciona. Ansía otra, un compañero más joven, o al menos de su misma edad. Y hará todo lo posible por encontrarlo.  

El tema, indudablemente, da para muchas interpretaciones y comentarios. Se está cuestionando aquí el tema del divorcio,  la edad, la vejez, la soledad, la angustia, el miedo, la sexualidad… , la vida en buenas cuentas. También  aborda la cuestión psicológica, el entramado o los paradigmas que  sustentan la personalidad de los individuos respecto a su formar de reaccionar y pensar. No olvidemos que la novela es un espejo de la vida en sus múltiples formas. Henry James es quien sostiene en su conocido ensayo El arte de la novela y otros ensayos, que la novela debe representar vida y vida en abundancia. Por cierto, cuando una novela no la tiene, no la lee nadie. Y aquí la expresión implica dos cosas,  la vida corriente, es decir la nuestra,  y la vida de la obra literaria. La vida que representa y recrea todo arte que se precie de tal.

Sin duda, Cita a ciegas  recoge la problemática del mundo actual en cuanto a las relaciones amorosas, dando en el blanco respecto a muchos tópicos relacionados a ellas. En ese sentido, cabe destacar su actualidad, su referencia a una realidad latente, presente en el ahora y por eso no cabe duda que tocará las fibras de muchas almas lectoras.

Adelante entonces, la invitación está abierta. Es necesario abrir un libro para darle vida. Es una operación en conjunto entre el autor y el lector. Adolfo Miranda ya ha hecho lo suyo, ahora le corresponde a usted, estimado lector.

 

Miguel de Loyola – Santiago de Chile – Marzo del 2023

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