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Quien pierde paga, Stephen King

 


A estas alturas Stephen King debiera haber recibido el Premio Nóbel de Literatura, pero lo más probable es que no se le den, como le pasó a Philip Roth y a tantos más. La cantidad de lectores que ganan sus novelas en el mundo dan para eso y mucho más. Es un maestro inigualable de la intriga y el suspenso. Atributos indispensables en una obra narrativa para capturar la atención del lector. Sobre todo en estos tiempos, cuando la imagen se ha apoderado de las nuevas generaciones por su facilidad y gratuidad. Leer requiere un esfuerzo mayor, sin duda. Requiere concentrarse, aislarse, pensar, y sobre todo soltar el tapón de la imaginación.

En Quien pierde paga, King engancha al lector en una historia de una intensidad tal, que no podrá soltar el libro hasta el final. Desde luego, el manejo de la trama tiene mucho del tryller, dado que el argumento se amarra mediante un escabroso asunto policial. Sin embargo, el tema de fondo aborda asuntos de interés literario que trascienden la esfera policial. El interés de los protagonistas por vida y obra de un afamado escritor retirado, del tipo mítico J.D. Salinger, lleva al lector a reflexiones que van mucho más allá del drama policial.

El manejo de los personajes, dejándolos ser ellos mismos, como lo plantea Stephen  King a la hora de hablar sobre el tema de la creación literaria, es de una maestría tal, que los mantiene vivos durante todo el relato, y aún después de llegar al final. Todos quedan flotando en el imaginario del lector como seres de carne y hueso, aún  los de menor importancia. Esa es la gran diferencia con los estereotipos que concurren en algunas obras de menor calibre, los personajes se desdibujan y no cobran jamás vida propia. Aquí circulan por las páginas con esa verosimilitud que caracteriza a una obra literaria de calidad. No son títeres, ni muñecos manejados por su autor.

Hay vehemencia en esta obra de King por capturar el interés del lector en cada página respecto a los asuntos literarios, al quehacer artístico, al trabajo escritural como algo grandioso, capaz de cambiar la vida y los sueños del lector. Las guiños no pueden ser más sugerentes para quienes sienten pasión por la lectura y el trabajo escritural. Hay consejos sabios e imprescindibles para los noveles narradores que no se pueden dejar pasar. Y también para los más viejos que nunca aprendieron el arte de narrar.

Quien pierde paga es una novela desbordante de pasión que forma parte de una supuesta trilogía de Stephen King, pero se lee sin ninguna necesidad de relacionarla con las otras novelas que integran dicha trilogía.

 

Miguel de Loyola – Santiago de Chile -  Abril del 2024

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