Haciendo uso del estilo epistolar para justificar su historia, John Cleland escribe en 1748 una controvertida novela que cuenta las aventuras eróticas de Fanny, una joven que ha quedado huérfana de padres y llega a Londres procedente de una aldea cercana a Liverpool en busca de fortuna
La narración en primera persona
focalizada en la voz de la protagonista conduce al lector de manera directa a
los hechos descritos de manera explícita y sin tapujo alguno. Fanny cuenta al
detalle su temprana iniciación sexual inducida por quien busca sacar provecho
económico de su juventud y belleza, convirtiéndola en una prostituta de
alcurnia.
Los relatos de Fanny a partir del
rito de iniciación se harán cada vez más explícitos, detallando cada uno de sus
encuentros amorosos con distintos personajes que la fortuna va poniendo en su
camino, sin lamentarse nunca de su destino, sino muy por el contrario siempre
feliz de la vida que lleva.
La novela es considerada uno de los
clásicos de la literatura erótica universal y en su época sufrió no sólo censura
y prohibición por inmoral, sino juicios y condenas al autor y al editor. Todavía
en 1960 se quemaron ejemplares en Inglaterra y Japón, y es España no conoció la
luz hasta 1977. En consecuencia, se trata de una novela polémica de principio a
fin por su contenido, pero pocos han hablado de su estilo y de la facilidad con
que hace correr la pluma este escritor inglés (1709-1789) que la escribió en
una cárcel abrumado por las deudas. Se trata de un maestro de la narración que
encanta las palabras con una habilidad pasmosa y es capaz de referirse a esto y
aquello sin tropiezos de ninguna especie. A estas alturas, la maestría de su
arte de contar debiera ponerse por encima de cualquier otro juicio, sobre todo
en estos tiempos, cuando vamos camino al lenguaje minimalista que nos convertirnos
en robot monosilábicos del Si y el No, privando el desarrollo de la fantasía y
la imaginación del lector.
Miguel de Loyola – Santiago de Chile
– Enero del 2025
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