El pez en el agua (1993) es la autobiografía de Mario Vargas Llosa. Escrita en forma novelada, recorre cincuenta años de su vida, desde su nacimiento y peripecias juveniles, hasta el momento en que asume un rol político en el Perú, en tanto candidato a presidente de la república.
Se trata del recuento de sus pasos por el mundo con una meticulosidad envidiable.
La cita de nombres y acontecimientos resulta sorprendente y son una muestra más
del talento narrativo del Premio Nóbel de Literatura peruano. Recorre su vida
con una lucidez pasmosa, entreverando lo particular con lo general en una
especie de contrapunto que ayuda y alivia la lectura.
Impresiona el ritmo armónico de la prosa, una prosa que no descansa,
avanza acotando con precisión cada detalle, sin que el lector pierda el hilo
del sinnúmero de anécdotas y acotaciones, proyectando como una cámara hechos y
circunstancias que permiten la intimidad con los acontecimientos relatados.
No cabe duda que Vargas llosa tiene infinidad de asuntos que contar y sabe hacerlo con mano maestra, de escritor
consumado. Leer su autobiografía permite al lector interesado en escribir la
propia, seguir sus pasos, aprender de este Cervantes de nuestro tiempo a
contarlo todo, y todo de manera amena y entretenida, guardándose como buen
jugador siempre la última carta bajo la manga. Lo digo en el sentido de saber
darle aquel toque de misterio que todo relato requiere para mantener la
tensión.
Su Autobiografía revela los pormenores de su principal obsesión: llegar algún
día a ser un escritor, y vaya si no lo consigue, gracias a esa perseverancia
que bien dicen es la fórmula del genio. Nadie que no persista en su obsesión la
alcanza, sólo aquellos que se entregan en cuerpo y alma a ella consiguen su
objetivo. Vargas Llosa no decae jamás, persiste hasta el cansancio, desde sus
primeros años.
La autobiografía pone al corriente del lector pormenores íntimos de su
vida, como la terrorífica relación con su padre, la armoniosa relación con abuelos,
tíos y parientes. Lo mismo que da cuenta de una lista interminable de amigos y
conocidos, muchos de los cuales fueron piedra angular en su vida.
La autobiografía denota autenticidad, la autenticidad de quien narra con
la mano puesta en el corazón a fin de revelar su historial personal en tanto
paso por el mundo, por las vicisitudes de la vida que hacen y/o deshacen la
vida de un hombre.
La invitación está hecha, Mario Vargas Llosa no deja un solo cabo suelto en estas páginas, todos contribuyen a dar cuenta de su vida entera,
incluida su vida amorosa.
Miguel de Loyola — Santiago de Chile — 2015
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