Tomás Nevison (2021), fue la última novela que publicó en vida Javier Marías. Se trata de una obra de largo aliento como todas las de su autoría , que además viene a ser la continuación de Berta Isla, su novela anterior. Esto no quiere decir que para leerla sea necesario leer primero una y luego otra, ambas novelas son una totalidad en sí mismas. Sólo ocurre que el personaje, el protagonista, ahora es otro, si ayer fue su mujer, Berta Isla, ahora la voz del narrador se focaliza en él, mediante un monólogo apenas interrumpido por un narrador externo.
Javier Marías es un narrador de
interiores, no cabe duda, un narrador que se mete en la médula de sus
personajes, deshojando hoja por hoja cada uno de sus pensamientos, concitando
así el interés del lector, quien poco a poco entra en el juego de deshilachar
la conciencia del protagonista.
Estamos aquí frente a un narrador
que juega todas sus cartas en la forma, en el modo de abordar la historia a
contar, usando todos los recursos que el uso del lenguaje le permite. Bien
puede ser farragoso en algún momento para algunos, pero en la medida que el
lector insiste avanzar, consigue disfrutarla y gozar del placer de la lectura.
Tomás Nevison es, como sabemos desde
un principio, un agente secreto, un tipo que ha pasado el noventa por ciento de
su vida lejos de su hogar y su mujer por causa de su trabajo, por misiones que
sólo el sabe y conoce y procura no mencionárselas a nadie, ni a su mujer. Sin
embargo, esta última pasa a manos del lector mediante la propia voz de su
protagonista.
El discurrir del narrador, en las
obras de Javier Marías, siempre va acompañado de frases y reflexiones rotundas
que encarnan el saber de los hombres. Frases que apuntan o revelan verdades
indiscutibles, especies de aforismo, vale decir, reflexiones filosóficas de
peso que ponen al corriente la cultura del autor. No faltan tampoco las referencias a textos
literarios clásicos, particularmente a Shakespeare, Eliot, Byron. Es decir, a
textos provenientes de la cultura inglesa, donde sin duda alguna se ha nutrido
el autor.
Cito aquí algunas reflexiones del narrador a modo de ejemplo:
“No aprendemos nunca, y hace falta que lo ominoso
se cumpla con creces para decidirnos a actuar, que el horror este ya en marcha
y sea ya irremediable para tomar una determinación, ver el hacha alzada en el
aire o caída sobre los cuellos para ensartar a los que la empuñan, comprobar que los que parecían verdugos son
en efecto verdugos, y nos ejecutan a nosotros además. “
“El hoy no se suma al ayer sino que
lo suplanta y lo ahuyenta.” “
“Resulta insoportable estar fuera
una vez que se ha estado dentro.”
“Es fácil ocultar casi todo. La
gente cree que no, pero en realidad carece de mérito, por naturaleza somos
impenetrables y opacos y la mentira es invisible.”
“Los planes de los hombres jamás
salen lisos, sino rugosos siempre.”
“El respeto nunca desaparece del
todo cuando se ha empezado por él y ha sido largo; incluso convive con el
posterior desprecio en un raro e irresoluble equilibrio.”
La novela en cuestión da para un
estudio acabado de psicología. Se analiza en ella la personalidad de los
personajes con una meticulosidad impresionante. Digo impresionante porque
devela la conciencia de los mismos hasta esos márgenes del inconsciente. Es decir,
su desarrollo desbroza y analiza con la pericia de un experto, los reticulados
más increíbles del pensamiento, de este o aquel individuo.
No es una novela para leer de un
tirón, como no lo son tampoco otras del mismo autor. Requieren tiempo, espacio
y reflexión para disfrutar la textura de su lenguaje, la sutileza de sus
palabras, la ingeniería de su creación. Y sobre todo, sabiendo que ya no habrán
más novelas del mismo autor, que se trata de su última obra publicada antes de
su muerte (2022).
Miguel de Loyoa – Santiago de Chile –
Mayo del 2025
Comentarios