La cama huele mal, dices, y te desconcentras, te quedas pensando en cuántas personas habrán pasado por allí. Sientes repulsión, te quieres ir lo antes posible. No lo dices, pero lo advierto, lo siento claramente en el sinsabor de tus besos, por la pérdida del deseo que avanza, mientras en mi aumenta tras tu incertidumbre. El lugar es horrible, lo dice tu mirada desconcertada. La cama debe tener cien años, digo para sacarte una sonrisa, y las lámparas parecen candelabros medievales, remato. Pero no te ríes, por el contrario, tu pupila derrama una lágrima desconsolada.
Miguel de Loyola - Microrrelatos
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