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Ajiaco, joyita de la cocina nacional.


Nada más sabroso, rico y económico que un buen ajiaco. Después de un asado, generalmente sobra carne. La mayor parte de esa carne suele estar recocida, endurecida y poco apetecible para servirla al día siguiente.
Pero no por eso una buena o buen dueño casa la tira al basurero. Discurre qué hacer con ella, dado que ha costado unos buenos pesos. La carne nunca es barata como para perderla por capricho o falta de ingenio. Entonces surge la idea del ajiaco criollo. Un plato delicioso, que mejora además el estómago y la digestión después de una farra.

Trozas dichos trozos de carne asada, sea de vacuno, cerdo o pollo, en bocados tipo juliana, preparas un sofrito de cebollas, pimientos, ajo, una zanahoria rallada, pimienta al gusto o bien un poco de ají, derramas sobre eso la carne ya trozada, lo sofríes otros cinco minutos, agregas sal, una copa de vino blanco y un puñado de orégano, luego agregas agua hervida y viertes sobre todo eso, las papas cortadas tipo juliana que ya tienes peladas. Lo dejas hervir hasta que se cuezan bien las papas. Una vez que están listas, cortas el fuego y quiebras uno o dos huevos de acuerdo a la cantidad de sopa que tengas, lo dejas reposar, y luego a la mesa, junto al cilantro o perejil según prefieras. Te aseguro que nadie olvidará nunca más los restos del asado.

Miguel de Loyola – El Quisco – Verano del 2001.-

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