Ir al contenido principal

Los papeles de Aspern y Otra vuelta de tuerca, de Henry James

 


Hay dos novelas imperdibles de Henry James: Los papeles de Aspern y Otra vuelta de tuerca. Bueno, hay más, muchas más, dado que se trata de un escritor prolífico, pero estas dos han sido las más conocidas en nuestro tiempo. En ambas novelas encontramos un narrador parecido: sugerente, insidioso, irónico, convincente, embaucador. Ambas novelas se prestan mejor que otras para hablar de las herramientas utilizadas por el escritor para lograr su objetivo: capturar la atención del lector.  Asunto crucial para Henry James, un escritor que escribe con un lector en mente. Es decir, pensando en el lector. Algo que debiera ser obvio en el arte narrativo, pero definitivamente no lo es. Hay opiniones divergentes. Hay escritores que sostienen lo contrario. 

La cuestión de fondo para Henry James en el arte narrativo no pasa por el tema en sí mismo a tratar, sino por el cómo, cómo se cuenta. Es decir, su punto de apoyo no es el qué, sino el cómo. Es ahí donde debe aplicarse el escritor. En su conocido ensayo El arte de la novela y otros ensayos, expone claramente su punto de vista, y es un texto imperdible para un escritor joven y también para aquellos mayores que lo desconocen.  Plantea allí que la importancia e interés de una obra de ficción radica en que sea interesante. Si carece de esa condición, si no resulta interesante, jamás conseguirá capturar la atención del lector.

A partir de esa proposición, podemos preguntarnos, por cierto: ¿qué hace que una novela sea interesante? Para Henry James, es evidente que la clave está en la forma, en cómo se cuenta una historia, cualquiera que sea, y en consecuencia, todos sus artilugios narrativos estarán focalizados en el narrador, en esa voz exterior o interior que relata la historia. Mientras mayor sea el dominio y manejo del narrador, mayor será también la probabilidad de que la historia en cuestión resulte  interesante. Así de simple, pero así también de complejo. El manejo del narrador  no resulta fácil, aún reconociendo su importancia, se requiere aprender sus mañas, sus artilugios, sus grandes atributos y también sus limitaciones. En suma, conocer y dominar el oficio. En consecuencia, el narrador resulta el agente más importante, el vehículo capaz de conducir al lector hacia el corazón de la historia. Si el narrador no es convincente desde las primeras páginas, el lector abandonará la lectura.

Las dos novelas ya mencionadas se prestan bien para ilustrar este asunto, y resultan por lo mismo lecturas imperdibles en un Taller Literario que tenga intenciones de hacer reflexionar a sus alumnos respecto al arte literario en cuanto a todo lo que tiene de artilugio. En ambas novelas Henry James despliega su máxima maestría en el manejo del narrador,  y por tanto conviene examinarlas a fondo, sobre todo cuando se tiene la intención de escribir una novela interesante.

En Los papeles de Aspern el narrador es el protagonista, es decir un narrador en primera persona inmerso en la historia. Todo lo que sucede, está mediatizado por dicho narrador, podríamos concluir. En consecuencia, el lector debiera estar obligado a creer todo lo que aquel dice, pero lejos de ser así —como sucedería con un narrador en primera persona manejado por un es escritor sin oficio—, permite al lector sacar sus propias conclusiones y poblar su imaginario con ideas propias. A eso llamamos manejo magistral del narrador, cuando permite —mediante artilugios— desatar la imaginación natural del lector, aún tratándose de un narrador en primera persona.

En Otra vuelta de tuerca sucede algo parecido. Enfrentamos otra vez un narrador en primera persona, focalizado en la institutriz. Y aquí, en mi opinión, Henry james va todavía más lejos en el manejo artificioso, despertando emociones tan poderosas y difíciles de lograr como el miedo, el terror, la inseguridad, ambigüedad, entre muchas otras. La perspectiva del narrador, focalizada en la persona de la institutriz, permite al lector despertar también sus propios temores y fantasías, estableciendo lazos de complicidad con su protagonista.  

En ambas novelas el narrador deja libre al lector mediante el recurso de la ambigüedad, de un decir que esconde más de lo que dice. Además, tiene la habilidad narrativa de darlo todo por sobreentendido, permitiendo así la activación directa del imaginario del lector. El juego es mordaz, sin duda, se intuyen situaciones y emociones que el texto mismo no dice, y es la propia imaginación del lector la que termina desbordándose. Sin embargo,  la habilidad técnica de Henry James sólo resultará notable para el lector cuando la descubra por sí mismo.  

Miguel de Loyola – Santiago de Chile – Año 2000

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Dónde están esas voces de protesta?

“El apoyo estatal a la literatura es la forma estatalmente encubierta de la liquidación estatal de la literatura.” Estas palabras pronunciadas por el protagonista de la novela Liquidación , de Irme Kertész. a propósito de su situación particular como editor de una editorial estatal, parecen bastante desconcertantes. Cabe sentarse a reflexionar en tornos a sus implicancias. Desde luego, acotan una realidad que hoy no está lejos de la nuestra.

Novela: Despedida de Soltero

"La Invitación, la víspera y la despedida son las tres partes de esta novela humana y despiadada que cautiva con la comedia y el horror cotidiano. Los demonios y obsesiones de Miguel de Loyola -el deterioro, lo grotesco, la angustia famélica, el tiempo- son los fantasmas de toda la humanidad. Tua res agitur. Esta novela trata de ti y de los que te rodean. ¿Prepárate!". Jaime Hagel Echeñique

Fragmento de novela inédita: Motivos Sentimentales

Capítulo 14 Esa noche Octavio encontró a su mujer durmiendo destapada sobre la cama. Tuvo entonces la intención de abrigarla. Pero no lo hizo por temor a despertarla. Diamela pasaba a veces por temporadas de sueño ligero y cualquier ruido extraño conseguía despertarla abruptamente, con el consiguiente mal humor que suele sobrevenir después, y en el caso concreto suyo podía alcanzar niveles patológicos. Prefería en esa ocasión verla durmiendo, aparentemente tranquila. Y acaso por primera vez durante su vida matrimonial, Octavio se encontró a sí mismo en medio del silencio y la soledad de la habitación, observándola dormir. Sólo entonces, como saliendo de un estado de aturdimiento general -en el cual hubiese estado sumido por largos años-, poco a poco comenzó a tomar cierto grado de conciencia de los estragos causados por los años en el cuerpo de Diamela, ayer maravilloso y angelical como nadie mejor que él lo podía recordar.