El libro de Daniel Mansuy recorre los grandes conflictos del gobierno de Salvador Allende durante su mandato presidencial. Se trata de un libro minucioso, tendiente a examinar desde una órbita neutral los procesos vividos al interior de un período gubernamental cargado de conflictos ideológicos que desembocaron finalmente en tragedia.
El
libro está muy bien escrito, dotado de una prosa ágil, sin tropiezos, que
invita a la lectura y reflexión sobre el período en cuestión. Denota, además,
estudio de los asuntos que aborda, examinando los sucesos más relevantes acaecidos
en el país entre 1970 y 1973. Además, confronta y contrasta algunas de las
hipótesis todavía inconclusas respecto a
su trágico desenlace.
¿Derrota
o fracaso? Esa parece ser la cuestión principal que busca exponer como tesis, en relación a
los resultados del gobierno de la Unidad Popular. Dos miradas que ciertamente
se contraponen, y que aún después de 50 años de acaecidos los hechos los
especialistas no consiguen entregar una visión concluyente. Sin duda, pesa aquí
todavía la cuestión ideológica.
El
libro de Mansuy entrega —acaso como ningún otro a la fecha— observaciones que
no han sido consideradas anteriormente en detalle. Abre senderos hacia posibles
explicaciones acerca de las causas concretas que terminaron quebrando el
gobierno de Salvador Allende. Desde
luego, está el quiebre al interior de la Unidad Popular de los sectores más
radicales, la falta de apoyo del partido Socialista al presidente, pero por
sobre todo, y este parece ser un hallazgo del libro, la poca o ninguna
importancia concedida por la UP a la clase media durante su mandato. Asunto que terminaría desencadenando la
catástrofe del Golpe de Estado. Al dejar fuera a la clase media, y gobernar
sólo para “el pueblo” el gobierno perdió
el apoyo del centro, aislándose en un extremo.
Las
hipótesis de fracaso o derrota resulta en consecuencia pertinente. Fracaso
porque no se supo gobernar para todos sino para una minoría. Derrota, porque la
mayoría se impuso por sobre la minoría gobernante. Hay que recordar también que
Salvador Allende salió elegido presidente con el 36, 2 % de los votos. De
manera que no resulta arbitrario hablar de carencia de democracia plena. Desde
luego, eso no justifica en ningún caso el Golpe, pero en cierta medida lo
explica, algo que no se ha hecho hasta ahora, aún después de 50 años de
transcurridos los hechos. Separar las aguas es un milagro sólo posible para los
dioses.
Miguel
de Loyola – Santiago de Chile – Septiembre del 2023
Comentarios