El tono coloquial y juvenil de Alta Fidelidad captura la atención del lector desde la primera hasta la última página.
El estilo desenfadado y directo,
apelando a un tú amigo, recuerda a Salinger, y su famosa novela El cazador
oculto, con la diferencia que aquí el protagonista es un adulto de 35 años,
sometido a la auto introspección de sus inseguridades, algunas todavía
similares al adolescente recreado por Salinger.
Rob pasa por un período de ruptura de
pareja. Laura, con quien ha convivido los últimos diez años, lo ha dejado
sin que Rob pueda explicarse el motivo de su alejamiento, aunque a través de su
auto introspección la respuesta salte a la vista: a los 35 años no ha dejado
todavía de pensar como un adolescente, al menos en lo que a relación de pareja
se refiere, sumada a la falta de interés por establecerse como un adulto en
asuntos laborales. Asunto que si ha resuelto Laura como abogada, ubicándose en
un buen empleo, y ganando una suma desorbitante en relación a las exiguas
ganancias de Rob en su disquería.
El interés de Rob es la música,
gracias a ella conoció a Laura siendo DJ en una discoteca, pero el universo
sentimentaloide de la música pop ha invadido su alma, al extremo de nutrir toda
su psicología amorosa. Esa parece ser la consecuencia de sus equivocaciones.
Rob no sabe plantearse la vida desde otra perspectiva, sus conversaciones giran
en torno a la música pop, mide la calidad humana de los demás de acuerdo a sus
gustos musicales, aborreciendo a quienes tienen gustos distintos. Dick y Barry,
ambos dependientes de su disquería, contribuyen en mucho a esa percepción
adolescente. Pero el tiempo avanza, ya tiene 35 años, y los de su generación han
pasado a otro estadio. Rob sigue usando yeans y casacas de cuero, mientras los
amigos de Laura usan terno y corbata, tienen hijos. parejas estables….
La novela aborda de manera magistral
el problema de la relación de pareja, incluido el sexo hasta las últimas
consecuencias, pero tratado con la sutileza y elegancia propia de los
escritores ingleses. Tampoco falta el humor y la ironía para calar lo más
profundo del tema. Hay pasajes notables sobre tales asuntos íntimos, especiales
para una clase magistral de psicología y de terapia sexual que mucho podrían
enseñar a quienes todavía carecen de Alta fidelidad sobre
el tema. El título dado por Nick Hornby a su sinfonía, responde a la
ironía que caracteriza a la lengua inglesa, y, sin duda, ofrece al lector dos
lecturas, pero tan interesantes la una como la otra.
Miguel de Loyola - Santiago de Chile –
año 2008.-
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