En su novela Claudia y el abuelo lazarillo, Sergio infante se da maña para novelar un hecho contingente y sus consecuencias: el llamado estallido social vivido en el país en octubre del año 2019. Un acontecimiento que conmocionó a Chile entero y sobre el cual el narrador proyecta una mirada comprometida al respecto.
La
tragedia vivida por la nieta del protagonista como consecuencia de dicho acontecimiento,
servirá también de gancho para encajar la historia del abuelo protagonista,
quien en el pasado ha padecido las consecuencias de la Dictadura, otro hecho
histórico acaecido en el mismo país de referencia, aunque en otro tiempo. No
obstante, el narrador se las ingenia para establecer cierto paralelismo crítico con
la historia reciente, tras la tragedia vivida por su nieta. Hay, desde luego, una clara denuncia
de hechos y apelaciones a la falta de justicia frente a los abusos cometidos
por los organismos de seguridad en ambos momentos.
En
consecuencia, la vida de ambos personajes centrales, nieta y abuelo, están marcadas por circunstancias de hechos
políticos precisos, situados en el tiempo y un espacio en concreto.
Referencias que terminan otorgando a la novela ciertas características de
novela histórica, toda vez que recrea acontecimientos identificables
como tales en el imaginario del lector, quien de seguro los reconoce y
contrasta con los mismos desde su propia óptica.
Al
margen de los asuntos descritos, para este lector el verdadero interés
narrativo de la novela se concentra en la relación entre el abuelo y su nieta. Sin
duda una relación especial, dotada de amistad y un cariño que conmoverá al
lector por su espontaneidad. La dependencia establecida entre ambos personajes,
trasciende las barreras generacionales que suelen delimitar el entendimiento
entre personas de distintas edades, mostrando nuevas aristas de integración,
acaso paradigmas surgidos a partir de la llamada posmodernidad. El hecho de que
la Niñaclau sea hija de dos madres, aporta también a la historia atisbos de las
reglas que comienzan a estructurar un nuevo tejido social en el país, y en el
mundo entero.
Sergio
Infante además de escritor es poeta, un poeta dotado de perspicacia verbal, de
manera que hace uso del lenguaje sin tropiezos, articulando un discurso diáfano
y coherente. Su prosa llana y bien
articulada, abre camino y atrapa el interés del lector hasta la última página.
Miguel
de Loyola – Santiago de Chile – Octubre del 2024
Comentarios