Fuimos vecinos durante años y nunca me enteré de su importancia en la historia de Chile sino muchos años después. Patricio Lynch quedaba a dos cuadras y solíamos recorrerla de tanto en tanto.
Lynch había sido un hombre de gloria, un reconocido marino y militar en diferentes rincones del mundo, pero sobre todo en Chile. Se dice que tras socorrer a un marino inglés sobrepasado en el puerto de Valparaíso por una banda de malhechores, más tarde consigue ingresar nada menos que a la marina inglesa; combatir en la llamada Guerra del Opio en China, donde aprende el idioma que lo ayudará a tomar contacto y amistad con los chinos del Perú durante la Guerra del Pacífico, quienes lo llamaron el Príncipe Rojo. Después de variadas hazañas en la marina inglesa en distintos rincones del mundo, regresa al país y reingresa a la armada chilena donde lidera distintas misiones, tales como labores de reconocimiento en los canales del estrecho de Magallanes
Tras ser amonestado por contraer
matrimonio sin permiso de las autoridades de la Armada, se retiró con un permiso temporal. Su espíritu
aventurero lo lleva a una incursión a California como capitán del mercante
Diana, tras la fiebre del oro desatada en esos años. De allí regresará sin el
botín esperado, lo mismo que tantos otros soñadores de la época.
La guerra declarada a España en 1865,
lo lleva a reincorporarse a la marina. Y gracias a sus acciones en batalla, es
designado en 1867 Gobernador Marítimo de Valparaíso, donde resaltan sus grandes
dotes de administrador público.
Sus acciones son muchas, pero lo más
notable lo vincula a la Guerra del Pacífico, donde tuvo una actuación
sobresaliente, ya como marino y militar en tierra firme. Ahí fue designado por
el ministro de Guerra Rafael Sotomayor como Comandante General de Transportes.
En este cargo tuvo la misión de mantener las líneas de suministros y víveres
para la escuadra y el ejército. Es nombrado jefe político y militar de Tarapacá
tras sus acciones en Pisagua y Junín. Luego, encomendado por el presidente Aníbal
Pinto para destruir la empresas azucareras en el norte del Perú y exigir cuantiosas
contribuciones de guerra a los hacendados peruanos. En 1881 fue integrado al
ejército con el grado de coronel y nombrado comandante de la 1° División bajo
el mando del general Manuel Baquedano durante la campaña de Lima, donde sale
victorioso en la batalla de San Juan y Chorrillos, llegando a ser llamado por
sus soldados como Héroe de Chorrillos. También combatió en Miraflores donde se
consiguió la victoria del ejército chileno.
En 1881 es nombrado jefe político y
militar de El Callao, siendo ascendido al grado de contraalmirante. Ese mismo
año asumió como comandante en jefe de Ejército de Ocupación chileno, quedando a
cargo de la ciudad de Lima. En ese cargo destaca por sus habilidades
administrativas, reactivando los servicios públicos de la ciudad, correo,
telégrafo, ferrocarriles, hospitales y cárceles. Los propios peruanos lo
denominan el mejor Virrey del Perú.
En 1882 fue elegido diputado por
Santiago, pero no pudo tomar el puesto pues organizaba en ese momento la
Campaña de la sierra contra el general Andrés Avelino Cáceres. La derrota del “Brujo
de los Andes”, como llamaban al general peruano, se produce tras la batalla de Huamachuco.
A su regreso a Chile, el senado le
otorgó el grado de vicealmirante por sus labores militares, siendo designado
además por el presidente Santa María como ministro plenipotenciario de Chile en
España.
Como se puede apreciar, Patricio
Lynch tuvo labores múltiples, siendo reconocidas por todos en su época, menos
por quienes vivíamos tan cerca de la calle que lleva su nombre, ubicada en la
comuna de La Reina de la región metropolitana. Fallece en 1887 afectado de
cirrosis hepática mientras navegaba en el vapor Cotopaxi en las costas de las
islas Canarias.
No está demás agregar que en esa calle que lleva su nombre se encuentra la casa de la Hormiguita, mujer de Neruda. Tras su fallecimiento, la casa pasó a manos del PC y se la conoce como Michoacán.
Miguel de Loyola – Santiago de Chile
– Julio del 2025
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