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Con la noche a cuestas, Manuel Ferrand


Con la noche a cuestas es una novela del escritor español Manuel Ferrand (1925-1985), ganadora del Premio Planeta en 1968, cuando dichos premios, indudablemente, no tenían la connotación comercial que tienen hoy. Se trata entonces de una obra silenciosa, sin estridencias, en tono menor, pero no por eso menos importante que las novelas que ganan dicho premio hoy.
Por el contrario, he aquí una prueba para demostrar cuánto ha cambiado la perspectiva de la Industria Editorial en los últimos cincuenta años. Vamos, sin duda a este paso, hacia la banalización total, a la cultura del espectáculo, la farándula y la diversión como único tópico.
La novela de Ferrand, muy por el contrario, no contiene ninguno de esos ingredientes que atraen la atención de los consumidores de novelas masivas. Se trata de una obra que se impone horizontes más trascendentes. De corte claramente realista, describe la realidad, lo cotidiano, el diario acontecer nocturno en un barrio de Madrid, donde sobresalen tres o cuatros personajes representativos de una época, y al mismo tiempo, premonitores del futuro; o al menos del futuro de países como el nuestro, donde no hace mucho tiempo atrás comenzaron a cobrar vida personajes semejantes, inexistentes antes, tales como los conserjes de edificios, los vigilantes nocturnos, los vigilantes de empresas constructoras. Aquí, un conserje, el clásico rondín de los barrios madrileños de post guerra civil y el guardia de un edificio en construcción, articulan una narración que deja al trasluz la ética y la visión de mundo de aquellos tiempos. Tirso, el guardia del edificio en construcción, encuentra tirada entre los escombros una billetera repleta de pesetas y no sabe qué hacer con ella; por un lado quiere devolverla a la policía, pero teme que lo culpen de haberla robado, es un provinciano que ha llegado a Madrid huyendo de otros problemas; potro, quiere gastar aquella suma fabulosa de dinero, pero tampoco se atreve, queda entonces contra la espada y la pared de su propia conciencia. La noticia, la conoce el rondín del barrio que lo visita diariamente, y el conserje de un edificio aledaño; los tres personajes girarán en torno al hallazgo, donde se pone en clara evidencia la honradez del ciudadano de entonces. Algo que escapa hoy a la ética de nuestros pueblos y del mundo entero. 
El relato da puntadas profundas hacia la psicología de los personajes que pone en movimiento, mostrando su problemática personal, en busca del hombre, en busca del ser, cuestionando soterradamente esa verdad oculta en los laberintos inconscientes, sin caer en las superficialidades a las que estamos acostumbrados hoy. El estilo, recuerda a nuestro Manuel Rojas, por la seriedad del relato, donde la tragedia se disimula con el velo de lo cotidiano.

Miguel de Loyola – Santiago de Chile – Año 2003

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