“Una mala mujer es como un yugo de bueyes mal amarrado; tomarlo de la mano es como agarrar un escorpión.” Sirácides, 26, 7. Pasadas las diez de la noche el poblado duerme, sólo a ratos la voz lastimera del Fantasma intercepta el silencio nocturno con esos versos de un corrido mexicano aprendido en su juventud. Después, se lo oye gemir como si un puñal clavaran en su corazón.
Se nos olvida la historia, algo bastante común, y sobre todo para las nuevas generaciones. Sin embargo, es oportuno recordarla de vez en cuando para entender mejor el presente, este presente actual confuso y cerrado por el que pasa el país, atravesado por flechas provenientes de los cuatro vientos. La lucha por el poder político siempre ha sido así, caótica, violenta, sucia.