Pasamos tiempos difíciles, se oye decir a menudo. Tiempos difíciles, complicados, imposible… Cabe preguntarse si no han sido los tiempos siempre así. Habitar el planeta, vivir de él y en él, relacionarse con otros seres semejantes, compartir la vida, intercambiar ideas y cosas. Se trata de una realidad nada fácil de manejar, ayer ni hoy. El problema mayor son los desacuerdos con la naturaleza y con el hombre. Dos frentes en constante fricción. El intento de dominio de las ideas y de las cosas conlleva a la discordia. La naturaleza hay que domesticarla, y al hombre también. El problema está en que nadie quiere ser domesticado por el otro, ni la naturaleza ni el hombre. Entonces no queda otro camino que la ocupación y la imposición. Ocupamos la naturaleza a la fuerza, imponemos a otros leyes también de la misma manera. Así de forma arbitraria nos metemos en el mundo, pero no hay otro. Cada persona está obligada a hacerse su espacio a troche moche. La sociedad no ha avanzado todavía...